El Congreso Nacional de Laicos en Madrid supuso para mí una vivencia más de un Iglesia viva, en la que se refleja la gran variedad y diversidad de la que disfruta en España y de la preocupación de la misma por seguir renovándose en la realización de su misión: ir a anunciar el Evangelio al mundo entero.
Esta vez nos tocaba a los laicos pararnos a escuchar entre todos todo cuanto la organización había preparado para nosotros. Aunque fueron escasos tres días de encuentro, fueron bastante intensos en lo que a profundidad se refiere, respecto a los temas que nos tocaba tratar.
Con estas breves palabras pretendo reflejar lo que pude conocer y lo que pudimos reflexionar sobre las distintas charlas y exposiciones que allí tuvimos.
Pertenezco desde hace varios años al equipo de Pastoral Juvenil de nuestra diócesis y por ello, los temas que elegí dentro del programa del congreso fueron aquellos que tuvieran que ver con los jóvenes: primer anuncio, acompañamiento espiritual, grupos de fe, el vivir la fe en el día a día…
Grupos como Hakuna y Effetá nos presentaron sus proyectos y sus actividades como opciones de primer anuncio. Distintos profesionales del acompañamiento pudieron mostrarnos todo cuanto hacen y también todo cuanto nos queda por alcanzar en este aspecto.
Tras las presentaciones de cada tema y de cada grupo, nos daban un tiempo para poder hablar sobre lo que allí habíamos escuchado. Para mí fueron los momentos más importantes del congreso. Suponían la oportunidad de expresar tu opinión, ser escuchado y también poder sentirte identificado con otras personas de distintas realidades. También podíamos debatir y contrastar las ideas de cada uno, haciendo más rico un diálogo que se volvía sincero y cercano, que buscaba el poner un punto en común de partida y también un objetivo, para cada problema o situación que se nos planteaban sobre las distintas realidades que los jóvenes cristianos encontramos en nuestro día a día.
Tras debatir con otros jóvenes de distintas diócesis, había un tema fundamental en el que nos poníamos de acuerdo: se necesita impulsar la vida de parroquia. Los jóvenes necesitan de una comunidad de referencia en la que crecer y experimentar su fe, en el que encuentren esa familia donde apoyarse cuando las aguas comienzan a agitarse.
Otro tema importante del congreso fue el volver a tomar conciencia de nuestra misión de evangelizar allí donde estemos y llamar a los que aún no conocen a Cristo. Grandes ponentes se encargaron de transmitirnos esta necesidad y de que es un objetivo fundamental para realizarnos como cristianos.
Como ya he comentado, aunque fueron pocos días, el ambiente de trabajo y de compromiso por parte de los asistentes hizo que el trabajo fuese mejor, pudiendo tratar
con profundidad todo cuanto hablábamos y pudiendo detenernos en los aspectos más importantes.
Para concluir, el congreso ha supuesto un momento de reflexión sobre nuestro sentir y ser laico, así como mostrar nuestra preocupación por la Iglesia. También ha sido muy importante el ver y trabajar con nuestros pastores: sentir a los sacerdotes como apoyo para el avance de una Iglesia en salida.
Javier Gallego Curiel, del Equipo de Pastoral Juvenil Sevilla