“Si el mal es contagioso, también lo es el bien”. (Papa Francisco).
A nuestro alrededor observamos que hay una gran nostalgia de Dios. El motivo es la realidad complicada y desconcertante que se nos presenta hoy (consecuencias de la crisis económica, guerras y conflictos, mentalidad individualista y hedonista…). Unido a lo anterior también se trata de implantar una cultura secular, laica y laicista.
Ante esta situación, debemos reavivar en nosotros y en los demás una fe que haga posible la aparición de un nuevo humanismo que sea capaz de generar cultura y compromiso social.
¿Cómo transmitir la belleza y la actualidad de la fe?
Siendo discípulos misioneros en el momento en el que nos ha tocado vivir. El mundo necesita que los cristianos demos razones para la esperanza. Que presentemos la belleza de la fe y una alternativa de vida distinta a las que se nos presenta en la cultura actual, siendo instrumentos al servicio de la Nueva Evangelización.
Sólo con Cristo, en El y por El podremos hacerlo. Poniendo luz en aquello que nos presentan como falso, colocando a la persona en el centro de toda la vida social y cultural, contrarrestando la cultura de la muerte con la cultura de la VIDA. Siendo testigos de un Amor que se nos ha dado y que queremos contárselo al mundo como la única VERDAD.
Estamos en un momento de Misión, no podemos quedarnos impasibles ante los desafíos del mundo de hoy.
Hemos de ser hombres y mujeres apasionados por el Reino, llevando a la vida ordinaria el Amor que hemos conocido y nos da sentido para vivir.
Ante una cultura pagana y hostil, una opción muy práctica es no vivir la fe de una forma individual, sino en comunidad como hacían los primeros cristianos. Así se generarían auténticas familias cristianas, que se reúnan, crean buenos ambientes, realicen actividades conjuntas, y sean modelos donde se vea la presencia de Dios y la vigencia del Evangelio se haga real y práctica.
Un marco adecuado para la generación de estas comunidades evangelizadas y evangelizadoras deben ser también las parroquias, las Hermandades y los Movimientos.
El Santo Padre, nos invita a “mirar el futuro con fantasía creativa para evitar la cultura del descarte, siendo solidarios ante un mundo globalizado”.