Hay sacerdotes que dejan huella en tu vida y en la de tu familia y D. Miguel Silvestre Bengoa es uno de ellos.
Es un sacerdote joven, de La Obra de la Iglesia, que hemos tenido la suerte de conocer durante los tres años de su ministerio pastoral en Sevilla, porque en breve le trasladan a Madrid.
El domingo celebró la Eucaristía en la parroquia de S. Bartolomé, donde ejercía de vicario, y se despidió de todos sus feligreses y amigos. Una Eucaristía sencilla, entrañable y bien celebrada, como debe ser.
El P. Miguel nos ha acompañado en los buenos y malos momentos, siempre disponible y con su buen hacer.
Nos alegraban mucho esas llamadas telefónicas en las que nos decía que cuando nos viniese bien, se acercaba a visitarnos a casa. Nos hablaba de su ministerio sacerdotal y de cómo lo desempeñaba.
Y siempre nos quedaba un grato recuerdo de su testimonio cuando se iba.
Durante la pandemia seguíamos la Eucaristía por la web de su parroquia y nos reconfortaba mucho el recogimiento y la homilía diaria, así como la Adoración Eucarística.
Por todo ello, D. Miguel, le quiero dar las gracias en nombre de mi familia y en el mío propio que Dios le haya puesto en nuestro camino.
Le deseamos que siga siendo tan fiel al Señor y a la Virgen María, a la que tantas veces nos decía que nos encomendáramos.
¡Cuántas gracias hay que darle a Dios por tener sacerdotes así cerca de nosotros!