Todos los meses el santo Padre encomienda a la oración de los fieles dos intenciones particulares de su ministerio apostólico como Sucesor de Pedro. Una es general, en la que tiene presente a toda la Iglesia y otra es misionera, en la que nos pide rezar sobre un aspecto esencial de la vida de la Iglesia y de su ministerio.
Pues la intención misionera de este mes es “Para que se reconozca cada vez más la contribución propia de la mujer a la vida de la Iglesia”.
En la transmisión de la fe en la familia, tanto las madres como las abuelas han sido generalmente las encargadas de enseñarnos las primeras oraciones, de “despertarnos a la fe”.
La acogida de la mujer a aquellas personas de la familia que necesitan ser escuchados, acompañados; la ternura, la entrega, cuidados, atención y disponibilidad en la maternidad, todos estos aspectos los reflejan luego de alguna manera en aquellos servicios que prestan en las instituciones de la Iglesia.
Si nos acercamos a cualquier Eucaristía, la mayor parte de los fieles que asisten a ella son mujeres.
En las parroquias, la mayoría de las acciones pastorales son llevadas fundamentalmente también por mujeres.
El Papa nos dice «Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social, por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales»
Me han maravillado unas palabras del Concilio Vaticano II dedicado a las mujeres:
“Y ahora es a vosotras a las que nos dirigimos, mujeres de todas las condiciones, hijas, esposas, madres y viudas; a vosotras también vírgenes consagradas y mujeres solteras. Sois la mitad de la inmensa familia humana…. Ha llegado la hora en que la mujer adquiera en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta a ahora…..Las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga…Mujeres, vosotras, que sabéis hacer la verdad dulce, tierna, accesible, dedicaos a participar en las instituciones, las escuelas, los hogares, en la vida de cada día.”
Hay múltiples manifestaciones de la presencia de la mujer en los Evangelios, sólo por poner algunos ejemplos:
· Doncellas con las lámparas (Mt 25, 1-13)
· La pecadora que enjuga los pies de Jesús con sus lágrimas y cabellos y derrama el perfume (cf. Lc 7, 36-50).
· En las bodas de Caná María anima a Jesús a que inaugure el Reino, a que manifieste su gloria (cf. Jn 2, 1-11).
· María, la hermana de Lázaro, es presentada como modelo de escucha, para todos los discípulos; Jesús dice de ella: “Solo una cosa es necesaria; María pues ha escogido la mejor parte y no le será quitada” (Lc 10, 42).
Algunos pontífices han manifestado que todavía queda un gran desafío para los pastores y para los teólogos, en tener más en cuenta a la mujer allí donde se tomen decisiones importantes en los diversos ámbitos de la Iglesia.
Como estamos en el año de la Vida Consagrada, mi reconocimiento a todas las mujeres que ofrecen su vida a la Iglesia.
Valga como ejemplo Sta Teresa de Jesús cuyo quinto centenario celebramos este año:
“No aborrecisteis, Señor, cuando andabais en el mundo, a las mujeres, antes las favorecisteis siempre con mucha piedad" (Camino de perfección 3,7)
Por último os animo a ver este video:
https://www.youtube.com/watch?v=PqETASzRjk0