Hablábamos la semana pasada de la necesidad de definir, fijar y transmitir la identidad de la Hermandad como base para desarrollar una política de comunicación eficaz.
Fijada la identidad, y garantizada la coherencia entre ésta y la imagen que, en cada situación, ofrece la Hermandad de sí misma, ofrecemos algunas sugerencias prácticas:
– La voz y la imagen institucionales de la Hermandad han de ser exclusivamente las del Hermano Mayor. Podrá estar ayudado por las personas de su Junta, o ajenas a ella, que estime conveniente; pero la persona de referencia, el único portavoz de la Hermandad, siempre ha de ser el Hermano Mayor.
– Conocer y tener un trato permanente con los periodistas. No se trata de instrumentalizar las relaciones personales, sino de establecer vínculos de amistad y lealtad con quienes han de informar sobre nuestra Hermandad.
– Proporcionar sólo información veraz. Nunca tratar de utilizar los medios, con verdades a medias o informaciones sesgadas, para intentar crear un clima de opinión favorable a nuestros intereses, a veces muy particulares.
– Conocer el funcionamiento de los medios y sus criterios de trabajo. La valoración que una Hermandad pueda dar a una información no tiene por qué coincidir con la que le otorgue el medio. Las horas de cierre de las ediciones, el procedimiento de selección de noticias, entre otros, son asuntos que la Hermandad debe conocer.
– Las relaciones con los medios no pueden limitarse sólo al envío de notas para su publicación. Es conveniente mantener informados a los periodistas sobre todo aquello que pueda ayudarles a conocer mejor la Hermandad y su cultura, aunque no sea de interés inmediato.
– Plan de comunicación. Es importante la elaboración de un sencillo Plan de Comunicación en el que se establezca cómo gestionar la comunicación integral de la Hermandad. La amplitud y rigor del mismo puede variar, según la capacidad de quienes lo elaboren; pero los principios básicos para que todas las acciones de la Hermandad refuercen su imagen, deben quedar reflejados en el mismo.
– Ser conscientes de que la información sobre la Hermandad es un tema muy sensible, con una fuerte carga sentimental. Son temas, por tanto, que hay que tratar con una exquisita delicadeza.
– Es importante, y necesario estar en las redes sociales -Twiter, Facebook, etc. -; pero la presencia en ellas exige una atención permanente, para que sirvan realmente a nuestra política de comunicación y evitar que se conviertan en foros de discusión y descrédito. Crear un perfil es fácil, lo difícil es gestionarlo adecuadamente.
-Ser agradecidos. Una acción de comunicación en una Hermandad no termina cuando el medio publica la información, sino cuando el Hermano Mayor hace llegar al periodista su agradecimiento por la atención que ha dispensado a su Hermandad. Esto no es una técnica de relaciones públicas, sino la expresión sincera del reconocimiento a su trabajo.
Pero por muy cuidada que esté la política de comunicación, en el momento más inesperado puede surgir una crisis, de cualquier tipo. La forma de prevenir y gestionar las crisis es lo que veremos más adelante.