Las elecciones municipales han dado un vuelco al mapa político de la ciudad. No es ésta la tribuna adecuada para emitir juicios de valor sobre la nueva situación, ni para plantear análisis políticos. Simplemente me limito a constatar el hecho y tratar de ver cómo puede afectar a nuestras Hermandades.
Son muchas las relaciones que el gobierno municipal mantiene con las Hermandades, representadas en el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla en temas de interés común: el impacto económico de la Semana Santa en la ciudad; la coordinación permanente con las fuerzas del orden; ocupación de vías públicas; y un buen número de asuntos que, sin duda, irán surgiendo en el día a día. Por no aludir a los actos protocolarios, que se enmarcarían en otro apartado. Todas esas cuestiones no se resuelven una a una, sino en el marco de un modelo global de relaciones en el que se defina previamente cuál es el papel de las Hermandades en la ciudad, en la sociedad civil, y cuál el de Ayuntamiento.
Si se me permite un símil empresarial diría que se pasa de una situación en la que hay una concesión que permite una posición de cómoda ocupación del mercado, a otra en la que hay que pelear en libre competencia todos los días, sin dar nada por concedido. Ahora procede la elaboración de un análisis global, casi partiendo de cero, y la definición de nuevas líneas de trabajo, considerando todos los escenarios posibles.
Esto exige un profundo cambio de mentalidad en el Consejo. Un análisis global exige analistas globales, capaces de definir estrategias y marcar objetivos. Tampoco me corresponde a mí decir si el actual modelo organizativo del Consejo es el idóneo (aunque debo apuntar que me resulta poco ágil), o si las personas que lo integran tienen el perfil apropiado a las nueva situación. Sólo apuntar que las reglas del juego han cambiado. Ahora no se trata de discutir sobre el orden de la Carrera Oficial, minutos e itinerarios. Estamos en otro partido, en el que hay que redefinir el papel de las hermandades en la sociedad y en la Iglesia de Sevilla, y plantear un nuevo modelo de relaciones con las autoridades municipales.
Y se trata de identificar dónde están los puntos de contacto entre las hermandades y los centros en los que se forja la cultura y opinión de nuestra ciudad hoy y potenciarlos. Esa es ahora una de las tareas prioritarias del Consejo y de cada Hermandad.