De «tienda viva de Dios» calificó Benedicto XVI a la Virgen María, como se recuerda en esta bellísima obra, otra más que nos entrega el P. Juan Antonio Paredes. Escrita para alumbrar la devoción mariana que tiene la cumbre en el Santo Rosario, entre tantas oraciones, a éste ha querido dedicarle estas páginas. Un trabajo que se nutre de su reflexión orante, de la tradición eclesial, y que se hace eco, cómo no podía ser de otro modo, de las riquísimas aportaciones de los pontífices. Paredes es un gran sacerdote y comunicador. Fue director del Secretariado de Medios de Comunicación de la diócesis malacitana, y la impulsó con tal acierto que fue galardonado en 2004 con el prestigioso Premio ¡Bravo! otorgado por la Conferencia Episcopal Española. Doy fe de su gran labor, secundado por un formidable equipo de periodistas que prosiguen trabajando.
En este libro sencillo y profundo que ahora nos ofrece, se aprecia enseguida el fruto de su amor a la Virgen y de su experiencia cotidiana con el rezo del Santo Rosario. Sus cuentas desgranadas con filial afecto desde su infancia le han permitido ir saboreando las mieles de una ternura sin igual que nadie más que una Madre como María puede dar. Al fin y al cabo, como el P. Paredes dice, nos dirigimos a ella «con la confianza de que es camino seguro que nos lleva a Jesucristo, y le presenta nuestras oraciones». Esta piadosa costumbre ha alumbrado un itinerario espiritual personal, que el autor ve entreverado, como suele suceder, de luces y no pocas sombras. Con algunas pinceladas biográficas que hablan de una sencillez y limpieza de corazón, evoca épocas no tan lejanas de nuestro país —aunque pareciera en el momento actual que han pasado siglos—, trayendo a nuestra memoria costumbres que fueron la insignia de una fe viva que siempre tuvo a Jesús y a María en el centro del corazón.
Estamos ante un texto valiosísimo que, como ya señala inicialmente en su prólogo monseñor Ángel Rubio, obispo emérito de Segovia, es «teología oracional, catequético y devocional». Paredes subraya el carácter bíblico del Santo Rosario «centrado en Jesucristo», y la particularidad de ser «complementario de la oración litúrgica», tal como enseñó Pablo VI. Ofrece datos precisos sobre su historia y sentido, su soporte material e inmaterial, y a cada uno de los misterios le acompaña una sugerente meditación. Finaliza con las letanías lauretanas, que expone de forma pormenorizada y que incluyen igualmente una reflexión.
Todo ello en conjunto deja en el lector la clara apreciación de que estamos ante una obra de cabecera; no un libro que se lee fugazmente para terminar llenándose de polvo en una estantería. Constituye una invitación a proseguir profundizando en esta oración tan hermosa. Incita a volver los ojos a la Madre y hundir nuestro corazón en este maravilloso «compendio del Evangelio», como san Juan Pablo II denominó al Santo Rosario, un «arma que nos protege de los males y de las tentaciones» en palabras del papa Francisco.
Agradecemos al autor su magnífico trabajo, su generosidad y esfuerzo.
Recuerden: «Estrella de la mañana», del P. Juan Antonio Paredes. PPC, 2021, 134 págs
Isabel Orellana Vilches