En la vida, y sin saberlo, a menudo navegamos entre dos polos: creemos saber lo que queremos y, al tiempo, desconocemos lo que de verdad importa. Eso por lo que daríamos todo y que, teniéndolo, quizá no aprendimos a valorar.
Hay momentos que quisiéramos apresar, detener ese reloj de arena que inexorablemente marca los segundos tras los cuales desaparecerá una minúscula porción de dicha…
Hay instantes que la retina captura mostrándonos la belleza de lo cotidiano, ese paisaje privilegiado que el ser humano puede apreciar y que tantas veces pasa desapercibido. Un paseo, una palabra, una mirada, el murmullo del viento, y el gorjeo de las aves que surcan el cielo. La familia, los amigos incondicionales, aquellos con los que nos solidarizamos… Todos esos congéneres en los que pensamos imaginando desde nuestra experiencia los caminos que puedan atravesar y las dificultades que posiblemente tengan que sortear.
Lo que de verdad importa lo descubrimos de repente en la vida como una sacudida, especialmente cuando el dolor toca nuestra puerta porque el sufrimiento, que nos hermana y solidariza con todos los pobladores de la tierra, tiene el poder de devolvernos a la realidad. Lo que proyectamos, lo que soñamos aparece en el horizonte teñido por la incertidumbre. Y nos damos cuenta de que somos como árboles desnudos, necesitados de ese alimento de la comprensión, del cariño que otros nos pueden dar.
El tránsito de un ser querido ilumina esos recodos de sombras que pueda haber en el corazón. ¡Cuántos, en estas circunstancias, desearían haber sabido pedir perdón y perdonar, haber acompañado y disfrutado de quien les dio la vida…! Reverdecen vivencias y recuerdos, y sabemos entonces a ciencia cierta, si antes no reparamos en ello, que el amor es siempre lo que de verdad importa.
Si se pierde la salud y un galeno advierte que la evolución de una enfermedad puede ser irremisible, son tabla de salvación la familia, los amigos, aquellos cuyo calor llega puntualmente a nuestro lado. ¿Qué puede importar más que todo eso que hemos tenido antes y que se había quedado en cierto modo sepultado por los afanes de este mundo? Nada hay más hermoso que un amor que da alas.
De eso que realmente importa iremos hablando en este blog.