Este blog, Iglesia y Ecología, acaba de cumplir cuatro años. Comenzó el 5 de marzo de 2015 y uno de sus primeros textos fue en relación con el 8 de marzo, Día de la Mujer. Cada año acudimos a la cita. Este día que debería ser sólo de homenaje a las mujeres por su esencial papel en el mundo. Pero de nuevo se convierte en un día de reivindicación, de necesaria protesta, de manifestación de carencias e injusticias en relación con la mujer y sus derechos. En los años anteriores hemos relatado la larga lista de cambios sociales y económicos que harían posible la ansiada igualdad de oportunidades para las mujeres en relación con los hombres. El mundo sigue en una situación de guerra difusa donde las mujeres sufren; hay hambre y la mujer sufre por su familia; hay migraciones forzadas y las mujeres sufren. En cualquier catástrofe la mujer lleva la peor parte.
En España no hay en absoluto igualdad de oportunidades, ni de salarios ante las mismas responsabilidades, la mujer tiene miedo a la noche, su implicación total en las dependencias familiares, a veces en condiciones extremas, es incuestionable. Cuatro años después seguimos expresando las mismas carencias injustas. Llama la atención la ola de feminismo que muestran los partidos estos días. Todos los responsables políticos son fervientes feministas. Sería ideal que una vez lleguen al poder, los que lo hagan tras las elecciones, mantengan esta devoción por la causa de las mujeres. En caso contrario daríamos la razón a los que dicen “si no puedes convencer, confunde”. La mujer tiene un papel inferior al hombre en los niveles dirigentes elevados en todas las instituciones; una cuestión que precisa cambios urgentes. De verdad espero que el texto del año próximo, si Dios quiere, sea sólo de homenaje y reconocimiento a las mujeres exento de cualquier reclamación de justicia para ellas.
El papa Francisco ha escrito un nuevo libro que lleva por título de Ave María. Entre esenciales cuestiones nos recuerda el Papa que María, la Madre de Jesús Dios, la llena de gracia, es mujer. Una mujer normal, que custodiaba cosas meditándolas en su corazón, que se alegra con su hijo y sufre por su hijo. Una mujer que vive la lacra de la migración, el alejamiento forzado del hogar. Una mujer que ve morir injustamente a su hijo. Leer este libro nos conduce a entender aún más el papel esencial de la mujer en el mundo y la sociedad que contiene, a través del ejemplo de María. Un libro que obliga al mundo católico a ser más justos si se tiene la oportunidad, económica o social, de solucionar las cuestiones pendientes con la mujer. Quiero adherirme al reconocimiento a la mujer trabajadora; a la que cuida a sus hijos, a veces sola; a la que atiende dependencias; a la que cuida el medio ambiente y vela por un mundo mejor y más justo. Felicito a la mujer madre. Deseo felicitar a las mujeres que han nacido el 8 de marzo, como mi hija, una mujer y una hija excepcional. Felicidades.