Realmente estoy perplejo ante el debate veraniego sobre el indumento debido para entrar en los templos. He tenido el privilegio de entrar en templos de muy diversas confesiones: musulmanes, judíos, budistas, sintoístas. En todos y cada uno, la cuestión ni se plantea. Los que profesan cada religión saben cómo tienen que acceder y los turistas y visitantes no confesionales entiende que están en un lugar especial y reina el respeto. En algunos lugares sagrados hay que descalzarse, en otros cubrirse la cabeza. Y vestir de forma apropiada, no como quien va a la playa. Hay una vestimenta adecuada para cada lugar. En los centros de otras religiones no hay presencia de vestimentas no apropiadas, ni hablar por el móvil, ni comportamientos incorrectos. Hay respeto por el significado del sitio y el que tiene para sus respectivos creyentes.
Hay recomendaciones sobre indumento en muchos lugares que se visitan. Estoy seguro que el Casino de Sevilla existe alguna recomendación acerca del indumento apropiado para entrar. Visité el Casino de Montecarlo, por interés turístico, y me tuve que vestir al modo que me indicaron. Hay restaurantes que piden ir con chaqueta; en caso contrario, no entras. En muchos muesos del mundo hay restricciones; y quizás también en los bingos. Y un largo etcétera. ¿Por qué la Catedral de Sevilla tiene que ser diferente? Igual para el resto de nuestras iglesias católicas. Algunos dicen que entran por una visita de arte o por ser museos. Ningún problema, pero deben mirar con los ojos del otro. No son solo museos o enclaves para ver arte, son algo más; son lugares de culto de meditación, de encuentro con Dios para los creyentes.
La tendencia a banalizar y globalizar es muy preocupante. Vale todo, igual que paseamos por un paseo marítimo vamos a visitar catedrales e iglesias. La DGT ha tenido que prohibir la conducción con chanclas. Las chanclas son para la playa. No vale el argumento que en Sevilla hace calor. Hay que hacérselo ver a nuestros visitantes y lo entenderán seguro. Las recomendaciones puestas por el Cabildo para la Catedral son razonables. Nuestra sociedad defiende la diversidad cultural y en general la diversidad de todo tipo. Pensemos que también hay diversidad de sitios, de significados y sentimientos propios, y ello recomienda que vistamos y nos comportemos como demanda el lugar en cuestión. Estoy de acuerdo con las declaraciones sobre este tema el Arzobispo de Sevilla D. Juan José Asenjo, que nos habla de la identidad genuina de cada centro, Catedral e Iglesias, que no deben ser consideradas ni parques temáticos ni meros museos.