Desde el punto de vista científico un cristal es un sólido que presenta un patrón de difracción no difuso y bien definido. La cristalización es un proceso por el cual iones, átomos o moléculas establecen enlaces hasta formar una red cristalina, la unidad básica de un cristal, un sólido homogéneo, de moléculas estáticas, delimitado por caras planas. Un cristal es algo estático, no es un ser vivo. Pero existe también la cristalización adaptativa, cuestión en la que no entraremos hoy.
El concepto de cristalización se emplea también para referirse a ideas, proyectos o sentimientos que toman forma y se concretan. De forma habitual se aplica a situaciones que ya no admiten variantes, es decir, se alcanza un estado estático sin cambios. Por extensión podemos hablar de la cristalización de las ideas. Si en nuestra mente cristaliza una idea positiva, dicha idea se incrusta en nuestra mente y sentimos y actuamos de acuerdo con ella. Pero si cristaliza una idea negativa, también actuamos en consecuencia con ella y puede tener efectos negativos para nosotros o para la colectividad en que vivimos. Mi esposa hace unos días me dijo, cuando manifesté que la semana próxima ya era la Festividad de la Virgen de Agosto, celebrada en nuestras ciudades y pueblos, que era una expresión que indicaba la idea de la rapidez del transcurso de las vacaciones y que las ideas cristalizan en la mente. Un pensamiento negativo recurrente cristaliza y nos hace actuar en consecuencia, nos afecta. Al contrario, un pensamiento positivo también puede cristalizar y hacernos actuar de forma positiva, causando un bien en nosotros y en la colectividad, abundando en la consecución deseable del bien común.
Vemos cada día en la televisión, escuchamos en la radio o leemos en los periódicos noticias muy desesperanzadoras: desacuerdos y desencuentros, guerras, hambre, violaciones, violencia de género, atentados contra mujeres, desapego de lo diferente, pobreza, gente desesperada sin futuro, adicción al juego desde edades tempranas, alcoholismo incluso infantil, injusticias, xenofobia, homofobia, aporofobia, nomofobia, desastres ambientales y un largo etcétera. El bombardeo de estas noticias, necesario para no vivir en la ignorancia, tiene consecuencias, pero no pueden conducir a la insensibilidad o la indiferencia. Para que triunfe el mal, basta con que las personas de bien no hagan nada (Edmund Burke, 1729-1797).
Las noticias de cada día que ponen de manifiesto la necesidad de actuar de forma inmediata para cambiar un estado de cosas inadmisible, pero también pueden cristalizar en nuestra mente en la dirección de que las cosas son así y no podemos hacer nada. Cristaliza la apatía y el alejamiento. Quizás también la anomía, un cáncer social.
El Papa Francisco nos regala cada día con sus mensajes un conjunto de ideas acerca del bien común, la trascendencia en la vida diaria, la proximidad de Dios en nuestra vida y la riqueza del mensaje evangélico que si cristalizan en nuestra mente, en contraposición a la inacción que lleva la cristalización de una situación de desastre local y global que nos supera, nos harían mejores y nos movería a la acción cada día por un mundo mejor del que nos beneficiaríamos, y ello propiciaría, además de estimular nuestra acción individual, la participación en proyectos colectivos de mejora de la sociedad, en el caso de los cristianos desde la alegría del buen Evangelio, como dice el Papa.
El Evangelio nos facilita con su lectura un conjunto de mensajes para cada día que si cristalizaran en nuestra mente impedirán la implantación de ideas que llevan a la oscuridad y al desapego de los demás, y quizás de nosotros mismos, en definitiva a diferentes formas de anomía, conduciéndonos a un aislamiento como personas de nuestro yo interior, donde hay muchas respuestas si las sabemos buscar, y también de los demás. En definitiva, al alejamiento de una visión trascendente de la vida. La lectura continua del Evangelio y la oración, por ejemplo del Avemaría y el Padrenuestro, son escudos muy efectivos para evitar la cristalización de la negatividad en nuestra mente y para alcanzar el Reino de los Cielos.