En Iglesia de Sevilla nº 141, semana del 14 al 20 de enero, la magnífica revista que podemos encontrar en las Iglesias cada domingo, en formato electrónico también, y que debemos leer, en su portada, se nos recuerda que «La palabra de Dios rompe nuestra cadenas». Del 18 al 25 de enero se celebra el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos.
En la Archidiócesis de Sevilla son constantes los encuentros, se nos recuerda en un reportaje de la revista, con representantes de distintas Iglesias por parte del Delegado Diocesano de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, D. Manuel Portillo. El papa Francisco nos ha transmitido que el ecumenismo es prioritario e irreversible. Los cristianos tenemos que estar unidos, podemos aprender mucho unos de otros ya que nos une un mensaje esencial desde su origen y imprescindible en el mundo de hoy: el mensaje de Jesús.
He tenido recientemente ocasión de asistir a un oficio religioso en una Iglesia Evangélica en Harlem. Recordemos lo enormemente practicante que es la sociedad civil, el mundo de la calle y de la familia, de Estados Unidos, que se confiesa practicante un 75%. Hablando con las personas que había en el Oficio dominical me manifestaban el enorme alivio que encontraban con el Oficio semanal y que volvían a sus casas, tras dos horas y media de cantos y discursos, fortalecidos para enfrentarse a sus innumerables problemas. Eran alentados por el Evangelio, en un mundo diario muy sufriente. El Pastor oficiante pidió un aplauso, a las más de 300 personas que allí había, por los católicos que estábamos allí con ellos compartiendo el momento, fue muy emocionante. Muchas manos se unieron, y brotaron lágrimas de amor en un Ecumenismo de base.
El encuentro entre todos los cristianos es muy necesario para enfrentarse a los retos de una sociedad con profundos problemas materiales y espirituales. Tenemos mucho que compartir; y mucho que hacer. Somos muchos y unidos podemos contribuir al cambio de lo que no funciona en este siglo XXI que avanza sin solucionar los problemas heredados del siglo XX y generando otros nuevos. Y también debemos unirnos en este proceso de hacer un mundo mejor con los no cristianos. El universo de la trascendencia divina nos une, el mensaje de Jesús nos vivifica y da ideas, y el Ecumenismo es necesario para transforma este mundo y ayudar al planeta. Recemos esta semana por ello.