El día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente.
En cualquier día del año se celebra algo, pero en muchas ocasiones cuando a algún asunto se le dedica un día en especial es porque la cuestión celebrada presenta problemas. Celebramos algo para reivindicar su cuidado y necesidad de atención.
El Medio Ambiente, la Naturaleza, la Creación es un caso paradigmático. Resulta esencial para el ser humano, el conjunto de lo creado ha permitido un medio donde la Vida es posible de forma diversificada y la especie humana ha encontrado su casa, una hogar maravilloso donde vivir en equilibrio con otras especies de la Biosfera, pudiendo obtener recursos gratuitos, de los ciclos naturales como esas aves por las que vela Dios, que ni tejen ni hilan. Pero el planeta, la Naturaleza creada y el ser humano presentan graves problemas hoy que hacen imprescindible la reivindicación de un medio ambiente mejor.
El Papa Francisco nos lo ha avisado de forma continua, y los Obispos esta semana nos alertan del peligro de un modelo financiero y económico que genera cada vez más pobreza y desequilibrio, con graves consecuencias para el Medio Ambiente. Hay mucha hambre en el mundo, y muy cerca de nosotros. Miremos el precioso altar que acompaña este texto, obtenido en la procesión del Corpus de este año en nuestra ciudad, y pensemos el hambre de alimentos y de palabras de luz que hay en el mundo. Esperamos con santa impaciencia la Encíclica sobre la Ecología de Mundo, ese necesario documento con el que nuestro pontífice nos iluminará y dará directrices claras para los católicos, y también para el resto de los seres humanos, independientemente de sus creencias o ausencia de creencias trascendentes. El planeta es la casa de todos, como nos enseña la Ecología.
Celebremos juntos el Día Mundial del Medio Ambiente, pidamos un mundo más justo y equitativo para humanos y no humanos, la Biosfera Creada, y esperemos ilusionados el mensaje del Papa Francisco.