Llegamos al final del recorrido que hemos realizado en este blog de la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit. Han sido varias semanas en las que de forma breve hemos resumido y comentado mensajes esenciales del Papa Francisco para los jóvenes y para todo el pueblo de Dios. El último capítulo del documento habla del discernimiento, concepto muy querido del Papa referido en muchos de sus escritos, especialmente en la Exhortación Apostólica Gaudete et exultate.
Nos dice el Papa que los jóvenes están sometidos a un zapping constante. Es posible navegar en dos o tres pantallas simultáneamente e interactuar en diferentes escenarios virtuales. Y llama el Papa Francisco a la sabiduría del discernimiento. Para la Real Academia Española, el discernimiento es: “Distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas”. Sin la capacidad de discernir somos algo totalmente manipulable. Nos manifiesta el Papa que el discernimiento nos permite distinguir si es el vino nuevo que viene de Dios o una novedad engañosa del espíritu del mundo o del espíritu del diablo. Conviene meditar la frase y la pregunta es: ¿De dónde viene lo que nos llega y que intención oculta? Lo que nos muestran como tendencia o novedad prometedora nos eleva o nos hunde y nos aleja de nuestro crecimiento espiritual y del bien común colectivo.
El Papa Francisco nos dice que el discernimiento nos permite entrever el misterio del proyecto único e irrepetible que Dios tiende para cada uno. Llama el Papa a la formación de la conciencia. En el mundo de hoy, en nuestra propia sociedad, vemos cada día ejemplos de la ausencia de conciencia. Para el Papa Francisco una expresión del discernimiento es el empeño por reconocer la propia vocación, tarea que requiere espacios soledad y silencio. ¡Qué difícil en el mundo de hoy lleno de ruido, propaganda intencionada e inmediatez! Cuidado, silencio no es aislamiento, es un recogimiento interior en la vida de cada uno que nos permite encontrar respuestas a nuestras preguntas, necesarias y justas de cada día.
Nos habla el Papa de la escucha y el acompañamiento, cuando manifiesta cuando nos toca ayudar a otro a discernir el camino de su vida, lo primero es escuchar. Para el Papa esta escucha supone tres sensibilidades: atención a la persona o escuchar al otro que se nos da en sus palabras, atención discernidora o qué nos está diciendo exactamente quien nos habla, y atención de la escucha profunda o hacia donde quiere ir verdaderamente el otro.
Una idea final en este recorrido que hemos realizado por Christus Vivit. Escribe el Papa que el tiempo es superior al espacio, hay que suscitar y acompañar procesos, no imponer trayectos. Una gran verdad que debemos aplicar en nuestro entorno, la familia, el trabajo, la calle. Dios estará con nosotros. Y el Papa tiene un pensamiento final que nos sirva para este ciclo, para acompañar a otros en el camino primero necesitas el hábito de recorrerlo tú mismo.