La preocupación del papa sobre lo frágil, los pobres de la Tierra y el propio planeta, se pone de manifiesto en cada manifestación pública que hace. Resulta esencial que todos los católicos, sin excusas, divulguemos los infinitos valores de su Encíclica Laudato Si. El día 22 de julio buscó el papa la complicidad de más de 60 alcaldes de grandes y pequeñas ciudades, pata luchar contra uno de los grandes peligros al que nos enfrentamos: el Cambio Climático.
En su Encíclica, el Papa Francisco expresa de forma contundente la causalidad humana de los cambios globales, incluido el climático. Y, por ello, la solución debe ser humana, y rápida. El Papa habla de la conciencia ecológica como centro y los alcaldes como periferia que deben influir en el centro, y transformar la realidad lacerante, que culmina destruyendo lo más frágil para la ganancia desmedida y sin conciencia de pocos. Resulta estimulante como el papa emplea terminología de diferentes aproximaciones intelectuales. Es puro evangelio, recordemos el evangelio de este domingo donde San Juan nos indica que todos somos uno a través del milagro de los panes y los peces. Todo un mensaje.
La próxima reunión de París sobre el Cambio Climático ya ha sido definida como la Cumbre de las Conciencias. Esperemos que sea real y que el Papa Francisco esté allí con su mensaje impregnado de espiritualidad y materialidad, buscando esa Ecología Integral transformadora que pide el papa. Hay nuevos alcaldes y alcaldesas, espero que escuchen al Papa Francisco, independientemente su confesionalidad, lo que está en juego nos implica a todos.