El día 6 de enero se celebra la Epifanía del Señor. Epifanía significa manifestación de Dios. En su nacimiento histórico hace dos mil años, Jesús se manifestó primero al pueblo de Israel representado por José, María y los pastores. Pero el Señor vino para toda la humanidad, representada por los Magos. De los cuatro evangelios canónicos, sólo el evangelio de San Mateo (2, 1-12) recoge la visita de estas especiales personas al portal de Belén: «Y entrando en la casa vieron al niño con María, su madre, y postrándose en tierra le adoraron; y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra».
De acuerdo con el Papa Francisco (6 de enero de 2017) los magos representan el retrato de ser humano creyente, que tiene nostalgia de Dios, de la patria celeste. La santa nostalgia de Dios nos permite tener los ojos abiertos frente a todos los intentos empobrecedores de la vida.
El Arzobispo de Sevilla, Don Juan José Asenjo Pelegrina, en su carta para la revista Iglesia de Sevilla (7-13 de enero de 2018) nos recuerda que en la Historia de la Salvación, Dios se ha ido manifestando paulatinamente. Los Magos de Oriente, esos personajes misteriosos, originarios de culturas distintas de la de Israel, simbolizan la voluntad salvífica universal de Dios en la encarnación y nacimiento de su Hijo. En los Magos se prefigura la Humanidad entera. El misterio revelado se abre a todos.
Como científico me resulta un símbolo importante la adoración de los Magos. Podemos imaginar que esos Magos de Oriente representan el saber y el conocimiento, quizás el mayor hace mas de 2000 años. Los Magos como representantes del conocimiento, si lo desean también de la ciencia, la tecnología, las letras y el arte, adoran a Jesús. Los Magos se acogen a su mensaje salvador y universal.
Quizás la Epifanía es también una celebración parea meditar el papel del conocimiento y la responsabilidad de quienes tiene el privilegio de poseerlo. El conocimiento debe ser expandido desde los que lo poseen hacia los que no lo tienen, y también empleado para salvar al ser humano y al planeta. Los Magos atesoraban conocimiento y saber, tras la adoración a Jesús se impregnan del mensaje universal que el Hijo de Dios transmite. Conocimiento y Evangelio constituyen una mezcla transformadora para la humanidad. Los católicos debemos asumir esta responsabilidad en nuestro quehacer diario.