El 15 de octubre recordamos a una de las santas más grandes de la cristiandad: Santa Teresa de Jesús. En la mañana de dicho día me dispuse a felicitar mediante un mensaje de móvil a mi esposa y a mi hija, ambas de nombre Teresa. El mensaje decía: Feliz Día de tu Santo. Me sonó raro. ¿Cómo felicito a alguien el día de su Santo si es una Santa quien le dio el nombre? Y decidí felicitarlas con la frase: Feliz Día de tu Santa. Me pareció más justo y actual con las corrientes necesarias de igualdad que se prodigan. Nunca me convenció el denominado masculino gramatical, que seguro no fue inventado por una mujer. La fórmula integradora Feliz Día de tu Sant@ tampoco me gusta.
Santa Teresa de Jesús (1515-1582), Teresa de Cepeda y Ahumada, es una de las grandes santas de España, mater spiritualium. Una mujer asombrosa, gloria de nuestra Patria, que ganó para su causa a San Juan de la Cruz, ambos en la cumbre de la mística experimental cristiana. Escribió, entre otras obras, “Camino de perfección”, “El libro de la vida” y “Camino interior” también conocido como “Las moradas”, grandes obras de espiritualidad.
En su libro Teresa de Jesús (Biblioteca de Autores Cristianos Popular, 1981), el Padre Efrén de la Madre de Dios, en una densa y apasionante biografía de la Santa que “la vida de Santa Teresa es un torbellino de Dios que da testimonio de la Verdad y sigue vivificando a la Iglesia”.
Por ello hoy tenía que felicitar a mi esposa y a mi hija con un “Feliz Día de tu Santa”. Muchas felicidades a todas la mujeres que lleven el nombre de Santa Teresa de Jesús.
«Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta.»