El mundo sufre una grave desigualdad en la distribución de la riqueza que coexiste con la mayor degradación del planeta por influencia humana jamás conocida. En 2015, el 1% de la población mundial, los más ricos, con un patrimonio de más de un millón de euros, tiene tanto como todo el resto 99% del mundo. Treinta y cuatro millones de personas tienen el 42,5 de la riqueza mundial.
El Papa Francisco, en su Encíclica Laudato Si´ Sobre el cuidado de la casa común, avisa sobre la inequidad de islas de abundancia y calidad de vida generadas a costa de espacios de pobreza en el mundo. Al Papa le preocupan especialmente las implicaciones de la desigualdad, y entre los componentes sociales de la misma incluye los efectos laborales de algunas innovaciones tecnológicas, la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad y el consumo de energía y agua y de otros servicios esenciales, la fragmentación social, la pobreza infantil, el crecimiento de la violencia y el surgimiento de nuevas formas de agresividad social, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los más jóvenes, la pérdida de identidad.
Los informes de Cáritas obligan a mirar la realidad de la calle. El 27,3% de la población de España, más de 12,8 millones de personas, se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión, cifra que se ha incrementado un 2,6% desde el año 2009, es decir, 1.320.216 personas que han caído en esta situación de vulnerabilidad y que antes, no lo estaban
El 31,9% de los niños en España en riesgo de pobreza y exclusión, es decir que somos el segundo país de Europa con más pobreza infantil, pero ocupamos el puesto número dieciocho de los países con un número mayor de ricos del mundo. Resulta terrible pensar y ver que muchos niños y niñas españoles van a vivir toda su infancia, periodo crítico para sus vidas, en la pobreza.