Estamos en otoño. El papa Francisco nos dijo en Irlanda, el 25 de agosto, que “El amor supera la dificultad y nos hace seguir adelante”. El amor, que gran concepto. El principal mandamiento. Y nos recuerda también el Papa que “la familia es una alegría, una fiesta y un refugio seguro, un lugar con el compromiso de hacer crecer el amor”. Desea el papa Francisco que “cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo”. La familia como base de la sociedad.
Vemos el mundo hoy y nos damos cuenta como el poder, la guerra y la avaricia separan familias. Observamos como la economía pasa por encima del amor. Y el apoyo mutuo desaparece por el lucro. Nos invita el papa Francisco a compartir con todos “las palabras de vida eterna de Jesús”. El mensaje de Jesús se encierra en el Evangelio, nuestra luz y alegría. ¡Qué maravilla si ocurriese el milagro de que cada persona con poder, del tipo que sea, se impregnase de evangelio en su acción diaria!
Estamos en otoño. Seguro que cosas ocurrirán que nos maravillaran como expresión de la grandeza de la especie humana, pero, con seguridad, también acaecerán otras que nos horrorizarán y nos harán pensar cómo es posible que nuestra especie las haga o las permita; o permanezca impasible ante la iniquidad local o global.
Quizás debamos orar en muchos momentos del día ante lo que vemos, quizás esa oración colectiva, realizada individualmente, nos haga encontrar el camino de transformación de realidades cada uno y entre todos.
El mundo lo necesita y España también.