Seguimos comentando el documento del Papa Francisco La buena política está al servicio de la paz. El siguiente apartado del documento lleva por título “La buena política promueve la participación de los jóvenes y la confianza en el otro”. Nos dice el papa Francisco que “Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro”. Que mal ejemplo dan esos políticos que se preocupan solo de los grupos de poder social y económico olvidando el bien común y los derechos de los más débiles. Los jóvenes sentirán un fuerte desapego, cuando no desprecio, y el futuro de nuestra sociedad peligra al no percibir futuro los más jóvenes o peor sentir la atracción de lo corrupto porque es la enseñanza que dan los que gobiernan.
Como alternativa nos indica el Papa: “En cambio, cuando la política se traduce, concretamente, en un estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse, la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros. Se llega a una confianza dinámica, que significa “yo confío en ti y creo contigo” en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común”. Qué maravilla: confiar todos en todos y trabajar por el bien común, un valor colectivo. Hoy se magnifica la desconfianza, nos da miedo el diferente. Es terrible cuando se fomenta la aporofobia y la xenofobia. Qué lejos de las enseñanzas del Buen Jesús.
Una política que favorezca el trabajar juntos, manifiesta el Papa: “La política favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona”. Reconocernos en lo diferente, mirar con la mirada del otro. La aportación colectiva comunitaria para la transformación desde el valor inexcusable de cada individuo, dice el Papa Francisco: “Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común. La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales”. De nuevo la idea de la casa común y el diálogo generador de encuentro. El Papa nos haba de la necesidad de convertirnos en “artesanos de la paz” fomentando el encuentro y alejando el miedo al otro o al diferente.