La isla de Lampedusa se encuentra a mitad de camino entre Sicilia y África. Esta isla ha sido noticia como uno de los principales puntos de entrada para los inmigrantes indocumentados que buscan alcanzar Europa desde zonas en conflicto o con problemas ambientales derivados del cambio climático. En el verano de 2013 la isla de Lampedusa era en un inmenso campo de refugiados. El Papa Francisco decidió que su primer viaje como papa sería precisamente a Lampedusa. En dicho viaje denunció el Papa la “globalización de la indiferencia”. La Cruz de Lampedusa, está elaborada con madera de pateras utilizadas por inmigrantes y refugiados. Constituye un símbolo del drama que viven los miles de migrantes que cruzan el mar Mediterráneo en busca de sueño de vida que les aleje de la pesadilla que viven en sus países de origen.
La Cruz de Lampedusa del Papa Francisco llegó a Sevilla el día 15 de enero y partirá de nuestra ciudad este 1 de febrero. Su recorrido ha sido intenso por diferentes centros de la Archidiócesis. Muchas personas han podido acercase a ella y rezar por los migrantes ante tan destacado símbolo bendecido por el Papa Francisco. Se ha podido sentir en su presencia el drama que viven los migrantes arriesgando la vida por la búsqueda de una existencia menos miserable y llena de riesgos como llevaban en sus tierras de origen. No se nace con vocación de migrantes, es una realidad que se adquiere en un mundo globalizado en que la indiferencia al dolor ajeno y el ansia de poder económico han prendido frente al amor y la comprensión.
Esperamos que el paso de la Cruz de Lampedusa por la ciudad de Sevilla haya servido para consolidar el sentimiento fraternal que muchas personas tienen hacia los migrantes y también para hacer ver a los que tienen una opinión alejada de la caridad cristiana hacia los migrantes que necesitan nuestra ayuda fraternal.
El Delegado Diocesano de Migraciones, D. Salvador Diánez Navarro ha manifestado (ver la entrevista que aparece en el nº 235 de la revista Iglesia en Sevilla, semana del 26 de enero al 1 febrero), ante la pregunta de qué le gustaría quedase de la Cruz de Lampedusa en la Archidiócesis, que le gustaría que sea un punto de partida de una sensibilización importante hacia este problema. Dice D. Salvador que haciendo vida el Evangelio acogiendo a nuestros hermanos, protegiéndolos, integrándolos y promoviéndolos. Todo un mensaje que destaca en un mundo donde se ha globalizado la indiferencia hacia los pobres y descastados.