El Evangelio de San Mateo hace referencia a la huida a Egipto. Escribe el evangelista: “Un ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, pues Herodes va a buscar al niño para acabar con él”. José tomó al niño y a su madre de noche, de acuerdo con el texto, y se retiró a Egipto. En aquel país estuvo la Sagrada Familia hasta la muerte de Herodes. José, María y el Niño Dios, la Sagrada Familia, tuvieron que huir para escapar de la muerte, fueron unos desplazados. Quizás esta huida a Egipto debería hacernos pensar en las personas que actualmente en el mundo tienen que huir de sus países para evitar la pobreza, la desgracia y, en muchos casos, la muerte.
Hay en el mundo hoy 82.000.000 de desplazados, el 42% de ellos son niños, la mayor parte relacionados con países en desarrollo. Al igual que el Niño Jesús, muchos niños hoy viven en peligro y tienen que huir con sus padres de sus países de origen para salvar la vida. Debería haber un análisis global de por qué ocurre esto. Una explicación la da el cambio climático, hoy, y más en el futuro, son emigrantes ambientales por un cambio del clima que agrava la situación en sus países de origen. Los países que más sufren el cambio climático son inocentes con respecto a las causas del cambio climático. Seres sin culpa que ignoramos. También nos deberíamos preguntar si la venta de armas no tiene que ver con el desplazamiento de inocentes. Muchas familias, en su huida desesperada, encuentran vallas, concertinas, fuerzas armadas que les impiden buscar una solución a su desgracia. Ha sido terrible ver cómo sufren el invierno en las fronteras de Europa muchas familias, muchos niños con sus madres sufriendo. La Sagrada Familia, en su huida a Egipto, no encontró problemas, no había vallas ni concertinas. Jesús Castillo, profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla, en su libro Migraciones Ambientales Huyendo de la crisis ecológica en el siglo XXI (2011), manifiesta que “durante el siglo XX aumentó como nunca el número de migrantes y la distancia recorrida por estos, a la vez que las migraciones adquirieron componentes sanitarios, ecológicos, socioeconómicos y políticos muy relevantes”, y nos avisa de los cientos de miles de migrantes ambientales que podría haber en los próximos años. Giuseppe Ricciotti, en su libro Vida de Jesucristo, editado en 1944, dedica varias páginas al hecho de la huida a Egipto. Nos dice este autor “los tres fugitivos debieron arrastrarse fatigosamente durante el día sobre las móviles arenas y bajo el agobiante calor, y pasar la noche tendidos en tierra, no contando sino con la escasa agua y el escaso alimento que llevaban consigo”. Quizás la Sagrada Familia empleó una semana en su viaje, y con seguridad no fue una semana fácil. San Mateo, en su evangelio, nos da información de dónde estuvieron y cuánto tiempo. Es posible que José, María y el Niño Dios se unieran a alguna caravana en su viaje, como cita Remigio Vilariño S.J., en su libro Los caminos de Jesús, de 1935. Quizás fueron meses, quizás muchos meses no lo sabemos con certeza, y de nuevo un ángel se apareció a José avisándole de la muerte de Herodes. José Julio Martínez, en su libro El drama de Jesús, de 1976, expresa sobre la estancia en Egipto “María y José a su Niño en Egipto, y cómo empieza a dar los primeros pasos y a balbucear sus primeras palabras, en una vida feliz de trabajo y cariño familiar”. Posiblemente se relacionaron con colonos judíos que habitaban en aquella tierra, nos relata el jesuita Remigio Vilariño, en su libro Vida de Nuestro Señor Jesucristo, de 1958.
La huida a Egipto de la Sagrada Familia nos debe hacer meditar, especialmente a los que pueden tomar decisiones y aliviar la tensión en las fronteras. Ante una situación global del planeta, como es la emergencia climática o las guerras diluidas en el conjunto planetario, hace falta un análisis generoso y fraternal para ayudar a este conjunto de personas que, como la Sagrada Familia, huye de la muerte. El pensamiento católico debe primar, con su base evangélica, sobre intereses egoístas y tratar de evitar que las familias tengan que migrar de forma forzada como lo tuvo que hacer la Sagrada Familia.