El capítulo séptimo de la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit está dedicada a pastoral de los jóvenes que, como dice el Papa Francisco ha sufrido el embate de los cambios sociales y culturales. Es natural, los jóvenes viven en un continuo cambio, inmersos en una matriz ambiental cambiante al menos en el mundo no sometido a guerras o miserias continuadas. Los propios jóvenes hacen ver la necesidad de asumir nuevos estilos y nuevas estrategias, de acuerdo con la Exhortación Apostólica Postsinodal que comentamos. Hay que profundizar en las metodologías, motivaciones y lenguajes que han sido atractivas para acercar a los jóvenes a Cristo y a la Iglesia. El Papa Francisco manifiesta que la pastoral juvenil solo puede ser sinodal, es decir, conformado un caminar juntos y por ello debemos encaminarnos hacia una iglesia participativa y corresponsable, capaz de valorizar la riqueza de la variedad que la compone. Dice el Papa, ni excluir, ni dejar que nadie se autoexcluya, en el poliedro maravilloso de la Iglesia de Cristo.
Para el Papa Francisco la pastoral juvenil implica búsqueda y crecimiento. En la búsqueda se debe privilegiar el idioma de la proximidad, el lenguaje del amor desinteresado, relacional y existencial que toca el corazón. En relación con el crecimiento, dice el Papa que, en los procesos formativos, muchos jóvenes se aburren, pierden el fuego del encuentro con Cristo y la alegría de seguirlo.
El desarrollo pastoral de los jóvenes debe desarrollarse en ámbitos muy distintos, desde las parroquias a los centros educativos bajo el espíritu sinodal que podemos leer en la esencial Exhortación Apostólica Christus Vivit, no solo dirigida a los jóvenes, aunque para ellos debería resultar indispensable, sino a todo el pueblo de Dios.