Las periferias del Papa Francisco: los barrios del descarte.

blog 5-5-15 bEn este blog hablaré a menudo de las ciudades y la vida en ellas. Está muy claro que  lo urbano es el futuro, en poco más de una generación solamente un tercio de la población mundial seguirá viviendo en el medio rural. En el año 2030 se espera que casi 5000 millones de personas vivan en ciudades. Cada día, en el mundo, unas 200.000 personas emigran del mundo rural a la ciudad en busca de nuevas oportunidades y una vida mejor.

Pero el Papa nos alerta. En su Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio, en relación con el hecho de que aunque hay ciudadanos que cuentan con los medios adecuados para el desarrollo de la vida personal y familiar, son muchos los «no ciudadanos», los «ciudadanos a medias, o los «sobrantes urbanos». Son muy duras calificaciones de nuestro Papa, pero reflejan una realidad acuciante. Un hecho que no solo se vive en esas ciudades de África, de las que las personas escapan buscando un Norte que les acoja, sino que es una realidad en nuestras ciudades de hoy, fruto de la injusta crisis generada por la corrupción, la incompetencia; y el culto al dinero divinizado, como dice el Papa.

El Papa Francisco nos habla de las periferias, y nos aclara que hay muchos tipos de  periferias. Iremos profundizando en ello, de acuerdo con su inspiración.  El término centro-periferia ha sido muy desarrollado para referirse a las desigualdades socio-económicas y su inicua distribución espacial.

Nos dice el Papa que hay que ir a las periferias a transmitir la alegría del mensaje evangélico; y parte de ese mensaje es transformar su injusta realidad; también hay que comunicar el Evangelio a las periferias intelectuales. En relación con las periferias urbanas, es muy claro: hay que transformarlas, no pueden existir. El mensaje espiritual imprescindible de Jesús para salvarnos tiene un componente material que se olvida.blog 5-5-15

La ciudad produce una suerte de permanente ambivalencia, nos dice con su luz habitual, porque al mismo tiempo que ofrece a sus ciudadanos infinitas posibilidades, también aparecen numerosas dificultades para el pleno desarrollo de la vida de muchos, especialmente en las bolsas de pobreza urbana, en los barrios no acondicionados, olvidados.

En los modelos de ciudad que se plantean en los programas de las próximas elecciones municipales, para la ciudad de Sevilla me gustaría que los candidatos y candidatas a regir nuestro destino urbano dijeran qué piensan hacer con esos barrios insuficientemente atendidos, abandonados, esas realidades periféricas de inequidad en una ciudad desarrollada, donde mucha veces la inversión, costeada por todos, va a dónde menos se necesita, a una mayor visualización de una ciudad que no la necesita; y que plan tienen para con nuestros vecinos los «sin hogar», expresión más dura que «sin techo».