Con el canto al Dios creador de san Francisco de Asís inicia el papa Francisco la esperada y necesaria Encíclica sobre el Cuidado de la Creación: Laudato si, mi Signore. Alabado seas, mi Señor, cantaba el santo que tanto amó la Naturaleza y a los pobres. La esperanza que representa la Encíclica va dirigida a medio ambiente y los pobres y descartados del planeta. La Encíclica es extensa, casi 200 páginas, y se hace corta. Uno quisiera seguir leyendo más, y más de un texto que es un llamamiento a la cordura, a la misericordia y al amor de Dios a través de sus criaturas. Y es un texto que se lee fácil, muy bien escrito por lo cual recomiendo su lectura a todos los católicos, y no católicos, creyentes y no creyentes. Como dice el papa Francisco, es un texto para todos.
Volveré en este blog sobre la Encíclica, pero no quería dejar pasar este día, día de alegría porque la Encíclica vea la luz, para pedir su lectura y que nos ilumine con su mensaje. Agradezco la foto que acompaña al texto a María Cruz Díaz. El papa nos dice que hemos crecido sobre el planeta pensando que éramos sus propietarios y dominadores de nuestra casa común. Pero ahora esta Tierra, nos dice el papa, maltratada y saqueada clama, y sus gemidos se une a todos los abandonados del mundo.
El papa Francisco lanza un mensaje de esperanza, podemos cambiar. Hace falta un modelo de desarrollo basado en el concepto de ecología integral. La Tierra, dañada por el ser humano, nos espera en un nuevo camino que el papa Francisco anuncia con los brazos abiertos, como ese el padre esperaba al hijo pródigo es ese pasaje evangélico tan maravilloso como canto al perdón. Y el reencuentro con la Tierra será la esperanza de los pobres y descartados.