Hace pocos días, en la inauguración de la exposición de Amalio (Fundación Amalio, Plaza de Doña Elvira, 2 de octubre a 3 de noviembre), que os recomiendo ir a ver, miraba obras de su etapa experimental «Expresionismos de la Materia» y me detuve en su cuadro La Giralda árabe. Me evocó un mensaje de integración de mundos innecesariamente enfrentados y me transmitió un mensaje de misericordia. Alma, abstracción y aprovechamiento de lo teóricamente desechable convertido en obra sensible, pura sostenibilidad. Esta integración de todos, visualizado en La Giralda Mora, en un mundo sostenible nos la pide el Papa Francisco en la Exhortación Evagelii Gaudium y en la Encíclica Laudato Si´
El evangelio es un mensaje lleno de amor, de misericordia, e integración, pero también es pragmático con vistas al fin de buena vida que persigue, local y global. Unir más que separar, lo contrario a lo que vemos cada día donde las fracturas sociales son cada vez mayores en un mundo con una geopolítica convulsa y confusa. El Evangelio es integrador, su riqueza plena nos integra a todos. La evangelización hoy es anunciar que existe un principio integrador, la Palabra, que nos podría salvar, a nosotros como seres humanos, actuales y futuros, y al conjunto de todos los seres vivos y procesos naturales de la Tierra. La Buena Noticia es la alegría de un padre que no quiere que se pierda ninguno de sus pequeñitos. Esencial la insistencia del Papa, basada en el mensaje evangélico, en Jesús, de cuidar lo frágil y atender a los pequeñitos. Lo frágil puede ser el propio planeta por mucho algunos lo vean robusto, y los pequeñitos son los pobres de la Tierra. La Tierra es el gran pobre que debe ser liberado junto a sus hijos e hijas condenados.