Nuestra Constitución establece de forma firme el derecho a la vivienda en España. Un derecho incuestionable. ¿Cómo vivir sin una casa? De vez en cuando leo las Orientaciones Pastorales diocesanas 2016-2021, un gran regalo de Don Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla, para todos. Y encuentro una gran inspiración en ellas en todos los planos, incluido el mundo material, la vida real de las personas en la ciudad. En España hay 30.000 personas sin casa. Las ayudas son necesarias, pero una casa, un hogar, es esencial. El programa finlandés First Housing ha tenido un gran éxito en España y hay que seguir trabajando en él. El Papa Francisco clama por las personas descartadas en nuestras ciudades hipócritas. La Iglesia, con una Doctrina Social muy avanzada, se preocupa de estas personas. Pero hay que reclamar acciones de quienes tienen la capacidad de hacer cosas.
¿Por qué hay personas sin casa? ¿Por qué hay pobres? A nivel planetario, el 90% de las personas del mundo posee menos del 20% del total de la riqueza. España ha incrementado, en el tiempo de la crisis, de forma obscena su número de millonarios. En el año 2018 había 979.000 ricos (personas con más de un millón de euros). Entre 2011 y 2019 el número de milmillonarios en España ha aumentado un 469%. La crisis la han ganado los ricos. España es mucho más desigual. En este momento pienso en la Orientaciones Pastorales y en los escritos y discursos del Papa Francisco, y veo que tenemos mucho que hacer, mucho que denunciar. Casi 13 millones de personas en España están riesgo de pobreza. El 12% de los españoles gana al año menos de 12.000 euros, y recordemos que tenemos casi un millón de millonarios, y en aumento en un país cebado por una crisis que vino para quedarse.
Para hacer dinero en España lo mejor es tener mucho dinero. Más ricos y muchos más pobres. No parece este escenario muy evangélico. Creo que tenemos mucho que decir como Iglesia. La Iglesia responde y tiene que seguir en este camino. Pronto tendremos el Congreso Nacional de Laicos, Pueblo de Dios “en salida”, una gran oportunidad. Decía recientemente Enrique Belloso, delegado diocesano de Apostolado Seglar: “Los laicos son uno de los grandes tesoros de la Iglesia Católica”. La Iglesia Católica, en el marco de su propio carisma, tiene una alta diversidad y eso genera riqueza para plantear ideas y soluciones en el marco donde eso sea posible. El Congreso Nacional de Laicos es una gran oportunidad para tratar temas y buscar soluciones en el marco del evangelio. Espero que en dicho Congreso, aparte de temas esenciales como la evangelización con alegría, la llamada a una misión como laicos en acción, la función de la Iglesia hoy o el papel de los laicos en su diversidad para caminar juntos, o como recuperar el espacio del laicado en el espacio público, como recuerda Enrique Belloso, se traten temas que nos preocupan, como el papel de la Iglesia ante el Cambio Climático, la pobreza lejana y cercana, las migraciones, la desigualdad creciente en España o el descarte de seres humanos en las ciudades.