Alcanzar un estado de oración continuada sería deseable. Si todos rezáramos por todos quizás el mundo sería mejor. Una oración implica un buen deseo, una manifestación de agradecimiento o una petición. Evidentemente en nuestra sociedad hay personas que rezan de forma continua. Las personas dedicadas a la vida consagrada lo hacen y debemos darles las gracias. Pero también hay cristianos que en su vida corriente oran, pertenecientes a movimientos o no. Para algunas personas rezar no tiene sentido ya que nadie escucha nuestras plegarias. También hay personas creyentes que prácticamente han abandonado la oración como una actitud continua, quizás con un encuentro con la oración no más allá del domingo.
Cuando hablo con los jóvenes encuentro que rezar no está de moda, no marca tendencia. Pienso que rezar es imprescindible ya que con la oración nos encontramos con Dios y también con los demás, y con nosotros mismos. Algunas personas buscan ese encuentro personal en otras creencias, pero tendríamos que hacerles ver que nuestra fe también abre ese camino independientemente de la oferta de otras convicciones. Podemos meditar en nuestra fe, y podemos encontrar ese interior necesario.
La oración individual se puede hacer en todo momento. Cuando vamos por la calle hay muchas ocasiones para dar gracias por lo que tenemos cuando vemos lo que pasa en ella; eso es rezar. También observamos situaciones más extremas, una ambulancia por ejemplo, un deseo de curación de la persona que va en ella o una plegaria por ella es deseable; eso es rezar. Cuando vemos los informativos de las diferentes cadenas televisivas se nos brindan ocasiones para rezar. Hay muchas oportunidades en la vida diaria para un Padre Nuestro y un Ave María, oraciones tan queridas y recomendadas por el Para Francisco.
Rezar en familia es muy bello y hay muchas formas y ocasiones a lo largo del día. Evidentemente podemos rezar el rosario en familia, pero hay otras posibilidades en esta vida de ajetreo. Bendecir la mesa en familia, es rezar en familia. Tener un buen pensamiento de padres a hijos o de hijos a padres, o entre la pareja, es rezar en familia. Rezar los unos por los otros en la familia, como nos recomienda el Papa Francisco, es un camino de fortalecimiento y trascendencia. Esa oración al final del día, antes del descanso nocturno, que hemos inculcado a nuestros hijos, es rezar en familia. Cuando un hijo hace a sus padres o hermanos la señal de la cruz en la frente al irse a la cama cada día, es rezar en familia. Existen muchas ocasiones y formas de rezar y alcanzar un deseable estado de oración continua. Los no creyentes también pueden contribuir a la transformación de la sociedad a través de la oración que conduce a la acción. Debemos divulgar el camino del Evangelio, una fuente infinita de oraciones. Hay mucho por lo que dar gracias, también pedir perdón, y también deseos de paz y amor para todos. En muchos momentos del día vendría bien rezar un Padre Nuestro y un Ave María. El mundo necesita que propaguemos la importancia de la oración en el mundo de hoy.