Continuamos comentando el contenido del reciente Encuentro de Pensamiento Cristiano organizado por nuestro Arzobispo, Monseñor Asenjo Pelegrina y la Delegación de Apostolado Seglar dirigida por D. Enrique Belloso. Su lema es todo un mensaje, “La fraternidad humana, un diálogo abierto”. Diálogo, un concepto necesario que resulta hoy escaso a todos los niveles. El diálogo lleva siempre a la reconciliación de los corazones puros. El mundo debería estar impregnado de fraternidad. Y no lo vemos. Hay demasiados enfrentamientos, mucha inducción al desencuentro.
El Papa Francisco nos llama a la idea siguiente: “todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y la fe en la fraternidad humana deben unirse y trabajar juntas hacia una cultura de respeto recíproco”. El Papa nos llamó a una revolución cultural por el medio ambiente para el cuidado de la casa común. Creo que ahora nos llama a recordar esta revolución pendiente que incluye al conjunto del planeta y a los seres humanos. Los seres humanos sufren hoy por una evidente carencia de fraternidad humana. Nos dice el Papa que “Dios ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad”. Entonces, ¿`porqué nuestra ambición, egoísmo y violencia nos lleva al sufrimiento ajeno? Es terrible pensar que para que unos tengan mucho es preciso que otros tengan poco, que para algunos dilapiden otros vivan en la miseria, que para que unos ganen dinero con la venta de armas otros tengan que morir.
El Papa pide en este documento, al que hace referencia el Encuentro de Pensamiento Cristiano que hemos celebrado (Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común) “a nosotros mismos y a todos los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz”.
Convivencia, tolerancia y paz. Tres palabras esenciales, en la sociedad y en la familia. España necesita hoy de estos conceptos para lograr una auténtica fraternidad. Y el mundo no digamos, demasiado sufrimiento, miseria y muerte. El documento se dirige a todos (intelectuales, hombres de religión, artistas, trabajadores en la comunicación y la cultura) los que pueden influir, además de líderes políticos y económicos, invitando a “redescubrir los valores de la paz, de la justicia, del bien, de la belleza, de la fraternidad humana y de la convivencia común”. Nos alerta de una “tercera guerra mundial a trozos” producida por el extremismo religioso y nacional y la intolerancia, y también por intereses económicos globalizados sin piedad para los seres humanos.
El documento avisa de una “situación mundial dominada por la incertidumbre, la desilusión y el miedo al futuro y controlada por intereses económicos miopes”. También nos recuerda el documento que “las fuertes crisis políticas, la injusticia y la falta de una distribución equitativa de los recursos naturales de los que se beneficia una minoría de ricos en detrimento de la mayoría de los pueblos de la Tierra”. En definitiva, una crisis global que “lleva a la muerte a millones de niños reinando un silencia internacional inaceptable”. Pero hay esperanza.
El Papa Francisco nos recuerda que “la familia es esencial como núcleo fundamental de la sociedad y de la humanidad”. Pero tenemos que dejar vivir en paz y con recursos suficientes a las familias (pensemos la graves desigualdades que existen en España) para que sean núcleos educativos de corazones puros que fomenten la fraternidad universal. Reavivar el sentido religioso en palabras del Papa Francisco a la luz del Buen Evangelio de Jesús, interpretado en su profundidad humana y trascendente, es un camino, el único camino, que debemos tomar los cristianos para transformar el mundo y la realidad cercana, en línea con la idea de la fraternidad humana.