Fieles Difuntos (B)

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»


Comentario

Que no tiemble vuestro corazón

El Jesús histórico experimentó la muerte física como hombre (y Dios) verdadero que era. Pero a lo largo de su vida, tanto la privada como la pública, debió experimentar el estremecimiento que causa la muerte en quienes la sentimos cerca. Estremecimiento de los familiares y deudos, amigos y conocidos del finado, para los que la desaparición de alguien querido supone una conmoción en todos los órdenes. Por eso, en sus palabras del Evangelio del día de los Fieles Difuntos, lo primero que encontramos es paz: «Que no tiemble vuestro corazón».  Porque ese justamente es el sentimiento humano que nos embarga cuando perdemos a las personas con las que hemos compartido existencia. El corazón tiembla. Y es hasta bueno que tiemble. Siempre que lo inunde a continuación, como el tsunami sigue al terremoto, una inmensa ola de esperanza en la resurrección. El mensaje cristiano, en su consideración escatológica, necesariamente ha de ser esperanzado. No repitamos más inconscientemente esa muletilla ambigua de «esté donde esté» porque el cristiano sabe que la aspiración de toda su vida es estar en la casa del Padre, contemplando el rostro de Dios, cara a cara con su Creador. Y que no hay más camino que Jesús, que por nosotros murió y para nuestra redención fue resucitado. Que no tiemblen más los corazones en las frías estancias de los tanatorios: el cálido abrazo de la vida eterna es lo que hace que miremos a nuestros Fieles Difuntos con infinita esperanza.

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