Lectura del santo Evangelio según Juan (1, 35-42)
Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)». Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
Comentario
Venid y veréis
El Evangelio del día propone dos de los momentos cruciales de la vida de todo cristiano, según la formuló el difunto Benedicto XVI al inicio de su encíclica ‘Deus caritas est’: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Es el encuentro con Jesús el que mueve a Andrés a seguirlo junto con otros discípulos del Bautista. El siguiente momento es el del apostolado, indisolublemente unido a la labor de discipulado como nos ha insistido el Papa Francisco. Andrés corre a comunicar la noticia a su hermano Simón, porque no puede retenerla en el pecho para sí sino que necesita darle cauce: en su vida hay un nuevo horizonte al que se orienta toda la existencia y necesita que lo demás lo sepan, empezando por su hermano al que Jesús llama Pedro para fundar así su Iglesia. Lo más curioso es que la primera palabra que leemos de labios de Jesús en el Evangelio joánico sigue siendo plenamente vigente más de dos mil años después: «¿Qué buscáis?». Es la pregunta que Jesús sigue haciendo hoy, dirigida a ti: ¿qué buscas?.