SANTOS PEDRO POVEDA CASTROVERDE e INOCENCIO DE LA INMACULADA CANOURA ARNAU, presbíteros, y compañeros, mártires, m. obligatoria (B)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (14, 25-33)

Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

Comentario

Son palabras duras. Que nos cuesta asimilar, precisamente por la radicalidad que implican; no se escriben con medias tintas, no se andan con paños calientes. O todo o nada. Tal es la propuesta de Jesús a la muchedumbre que aguardaba su salida de la casa del fariseo. La exigencia es mucha: abandonar a la propia madre, al propio padre, a la mujer y a los hijos es una decisión que no conviene tomar a la ligera. Jesús remacha la idea con dos parábolas que inciden en esto precisamente, en cómo adoptar decisiones trascendentales en la vida después de un proceso de discernimiento. San Ignacio llamaba a esto elección de estado, porque compromete a la persona en su integridad lo mismo que el rey que va a la guerra o el constructor que levanta la casa. No vale quedarse a media salida. Jesús es exigente porque la recompensa es grande. Nadie puede aliviarse de su cruz si quiere seguir a Cristo, ese movimiento es engañoso y solo conduce a la frustración. 

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