SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, solemnidad (B)

Lectura del santo Evangelio según san Juan (19, 31-37)

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

Le traspasó el costado, y salió sangre y agua.

La Iglesia celebra hoy, primer viernes de junio, la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Se trata de un culto sancionado por los propios papas del último siglo orientado al corazón físico del Señor en tanto que representa a la persona entera de Jesucristo y es símbolo de su amor divino y humano. El texto de los Evangelios seleccionado para la liturgia de este viernes hace referencia al corazón atraavesado por la lanza del romano en cumplimiento de la profecía que anunciaba que mirarán al que traspasaron. De ese sacratísimo corazón brotan al punto sangre y agua, prefiguras de los sacramentos de la eucaristía y el bautismo. Es en la eucaristía donde el Corazón de Jesús encuentra su máxima expresión. El íntimo deseo de Jesús de darse en alimento a todos los bautizados brota precisamente de su Sagrado Corazón.

 

 

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