Jueves 3º de Pascua (C)

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,44-51):

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

 

Comentario

Bajado del cielo

La primera lectura del día, el encuentro de Felipe con el eunuco al que acaba bautizando, nos ilustra el relato del Evangelio de hoy porque, en el texto, Jesús nos exhorta a tener fe para tener vida eterna. «Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí». Eso mismo le sucede al ministro de la reina Candaces de Etiopía que pide el bautismo camino de Gaza: escucha la palabra de Dios, se siente atraído y cree con fuerza. Nadie queda excluido: la Buena Nueva se anuncia a toda la creación, a todos los pueblos de la tierra, a todos los hombres y mujeres, el mensaje llega hasta los confines de la tierra, pero sólo los que el Padre atrae llegan a Jesús, a compartir el banquete en que se nos da como alimento para la vida eterna, como ese maná para que la muerte no nos alcance. Ese pan vivo ha bajado del cielo. Ese maravilloso don divino que llamamos eucaristía.

Post relacionados