Lectura del santo evangelio según San Juan (14, 21-26)
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él». Le dijo Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?». Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».
Comentario
El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo
La liturgia nos empieza a preparar para Pentecostés en esta quinta semana de la Pascua como un horizonte hacia el que nos dirigimos, desde hoy con eucaristías con presencia de fieles en las provincias que ya están en la fase 1 después de la pandemia. Jesús se lo revela a los discípulos como un anticipo de lo que luego remachará el Espíritu Santo cuando venga sobre la Iglesia universal. Uno de los suyos se extraña de esta actitud, pero Jesús se la explica apelando a la Trinidad Santa, a la unión con el Padre que lo ha enviado y con el Espíritu Santo que abra el entendimiento. Esa comunión trinitaria tiene su reflejo en la tierra en aquel que guarda los mandamientos y ama las enseñanzas de Jesús. A la manera en que se ama la Trinidad, así es el amor de quien acepta los mandamientos. Y esto sólo puede hacerse desde la fe. A menudo tendemos a pensar que la fe es algo que podemos alcanzar por nosotros mismos, que basta proponérselo y esforzarse, pero la fe es cosa del Espíritu Santo. Sin fe, ninguna de las enseñanzas de Cristo llegan a lo hondo del corazón; con fe, todo cobra sentido. Pero es el Espíritu Santo el que nos lo enseña todo.