XV domingo del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según san Marcos ( 6, 7-13)

Llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Los fue enviando

Comentario

Señor Jesús, nos envías a la misión.

Siempre lo haces: nos quieres luz del mundo.

Señor Jesús,  somos Iglesia: somos de los tuyos.

Somos misioneros.

¡Que seamos síntoma de tu presencia que sana y genera confianza!

¡Que seamos testigos de la santidad y de la justicia!

 

Hoy, intuimos que hay una sed de refugio, de silencio, de santidad

en los corazones de muchos de nuestros contemporáneos.

Hay mucha desorientación y mucha huida de las huidas.

Hay mucha tristeza de fondo.

Hay mucha soledad.

Hay mucha biografía íntima no escuchada, no querida, no sanada.

Señor Jesús, nos encontramos con tantos y tantos muy dañados en su corazón.

¡Que seamos síntoma de tu presencia que sana y genera confianza!

¡Que seamos testigos de la santidad y de la justicia!

 

Señor Jesús, el mundo quiere autenticidad,

quiere que hablemos sencilla y sinceramente de ti,

de tu presencia en nosotros y en la realidad,

de tu poder de sanación y de liberación

y de tu fascinante rostro de santidad.

El mundo exige y espera de nosotros

sencillez de vida,

vida de oración,

ardiente caridad para con todos,

pero especialmente para los pequeños y los pobres,

los caídos del sistema,

los nadie de nuestras ciudades,

los migrantes,

víctimas de tantos sufrimientos evitables.

¡Que seamos síntoma de tu presencia que sana y genera confianza!

¡Que seamos testigos de la santidad y de la justicia!

 

Señor Jesús, nos quieres radicalmente alternativos:

centrados en lo esencial,

humildes,

fraternales,

desapegados de sí,

austeros,

transparentes,

veraces,

cabales…

personas para los demás

que generan nuevas formas de convivencia,

nuevas formas de economía,

nuevas formas de familia,

nuevas formas de educación,

nuevas formas de acogida,

nuevas formas de política…

nuevas formas de Iglesia.

¡Que seamos síntoma de tu presencia que sana y genera confianza!

¡Que seamos testigos de la santidad y de la justicia!

 

Señor Jesús, quisiéramos ser

muy humanos y muy santos,

muy novedosos y muy enraizados

en la historia de santidad de la humanidad.

¡Que seamos síntoma de tu presencia que sana y genera confianza!

¡Que seamos testigos de la santidad y de la justicia!

 

Señor Jesús,

marcados por tu santidad,

asidos por tu santidad,

alimentados por tu santidad

surge de nosotros

un canto de alabanza,

un canto de confianza,

un canto de alegría:

Proclama nuestra alma

tu grandeza, Señor…

carmeloampelio@gmail.com  raspasdefuego.blogspot.com/

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