Lectura del santo Evangelio según san Marcos (17, 7-10)
«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer
El siervo no espera recompensa, sino que cumple con su obligación. Esa es la virtud que Jesús quiere inculcar en sus discípulos subrayando no una obligación opresiva ante la que uno no puede rebelarse sino el gozo liberador de sentirse agradecido con quien es el dueño y señor de todo lo creado. La conciencia de la propia inutilidad lleva a considerar la necesaria utilidad de quien tiene en su mano todas las cosas. No es para nuestra gloria cuanto hacemos, sino para gloria de Dios. El propio San Pablo lo dirá más adelante cuando exhorta a evangelizar en todo tiempo y circunstancia: no le corresponde al siervo escoger la tarea que le toca realizar.