Lectura del santo evangelio según San Mateo (11, 25-30)
En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Comentario
“Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta”. Pareciera que la santa andariega, Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia desde hace medio siglo, cuya fiesta conmemora hoy la Iglesia, hubiera retomado el hilo del Evangelio de Mateo para hoy. “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”. Dios es el alivio que Santa Teresa intuye en sus revelaciones místicas. Al lado de Dios, todos los agobios del mundo y su cansancio insufrible se hacen soportables. No se trata de resignación sino de la seguridad que inspira estar en manos del Señor, en los brazos amorosos del Padre. “Sólo Dios basta”. No hay mejor plan. Santa Teresa lo supo expresar mucho mejor.