SANTA TERESA DE JESÚS, virgen y doctora de la Iglesia, fiesta (B)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (11, 25-30)

Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo». Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «En verdad os digo que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones- y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Soy manso y humilde de corazón.

Comentario

La fiesta de Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, nos invita a pararnos en esta perícopa de Mateo en la que el Señor agradece al Padre que haya escondido los misterios de la fe a los sabios y entendidos para entregárselo a los sencillos de corazón, a los que sólo tienen su confianza puesta en Dios. Santa Teresa de Jesús, nuestra santa andariega gloria excelsa de la literatura mística castellana, fue considerada como doctora de la Iglesia en fecha tan reciente como 1970, hace apenas medio siglo. Fue la primera mujer en recibir tal distinción, gracias al Papa San Pablo VI. En la homilía de su declaración, el 27 de septiembre de 1970, dejó dicho el Pontífice: «La vemos aparecer ante nosotros como una mujer excepcional, como una monja que, velada en la humildad, la penitencia y la sencillez, irradia a su alrededor la llama de su vitalidad humana y su vivacidad espiritual; luego como una reformadora y fundadora de una orden religiosa, histórica y distinguida; una escritora brillante y fecunda a la vez, una maestra de vida espiritual, una incomparable e incansable contemplativa activa».

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