Jueves de la 15ª Semana (C)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Comentario

Humilde de corazón
Mejor que este comentario arranque con la primera estrofa de una cancioncilla que parece extraída de este Evangelio de hoy: «Ven y descánsate, / ven y descánsate / en Dios, en Dios / y deja que Dios sea Dios, / tú, sólo adórale». Ven y descánsate. Parece que no hubiera otra frase más apropiada para el hombre del siglo XXI, agobiado, presionado, exprimido, oprimido, estresado, cansado, aburrido, harto de estar harto… Y al que todas las distracciones del mundo, todos los paraísos artificiales que le venden, terminan por cansarle todavía más. Hasta que descubre al humilde de corazón, a Aquel cuyo yugo es llevadero y su carga ligera. Y entonces, sí; entonces se descansa. Y todos los problemas que hay que afrontar (en el matrimonio, en la familia, en el trabajo, con los vecinos, con quien sea) se soportan de otra manera, porque en Jesús el descanso es verdadera paz y verdadera justicia, no como las de los hombres.

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