Lectura del santo Evangelio según san Marcos (6, 30-34)
Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
Andaban como ovejas que no tienen pastor.
Comentario
TE PREOCUPAS POR NOSOTROS
Señor Jesús, sabemos que te preocupas de nosotros.
Misteriosamente,
tu presencia,
tu impulso,
tu comunión
nos fundamenta
y nos hace arder en tu amor,
ese amor que es la energía infinita del universo.
Señor Jesús, eres la luz que puede saciar
las mentes y los corazones de todos los seres humanos
en su sed de santidad y justicia.
Hoy necesitamos mucha lucidez y nuevos caminos
para crecer en mística y en fraternidad
en estos tiempos extraños que nos tocan vivir.
Danos valentía para abrirnos a la creatividad y a la libertad,
a la entrega y a la confianza
entres tantas cruces de caminos absurdos y oscuros.
Señor Jesús,
protégenos frente al desánimo
con tu fuerza de vida.
Protégenos frente a los miedos
con tu valentía profética.
Protégenos frente a nuestros autoengaños
con tu exigencia de autenticidad,
con tus preguntas que nos atraviesan el corazón,
con tu fuego santo que nos purifica.
Señor Jesús,
entre tantos corazones rotos y mentes desconcertadas,
entre tantos desfondamientos y soledades,
entre tantos sufrimientos y tensiones
sabemos que eres el mejor refugio posible.
Señor, transfórmanos en personas acogedoras
que transmiten paz y confianza en el ser humano
y en sus procesos de crecimiento y maduración.
a pesar de tantos pesares en contra.
Señor Jesús,
despierta con poder la fuente de vitalidad inmensa
que es tu presencia
en nuestra intimidad más humana.
Señor Jesús, haz que seamos las manos que cuidan,
la mirada que siembra misericordia,
la fraternidad que hace que surja lo mejor de cada uno.
Señor Jesús,
esperanza sobre toda esperanza,
luz de toda luz,
amor sobre todo amor
a tiempo y a destiempo…
regenera nuestras fragilidades e incertidumbres
en manantiales de vida,
en energía creativa,
en increíbles capacidades de ternura y cuidado
que es lo que el mundo necesita.
Señor Jesús, por ti podemos
esforzarnos con sentido,
rezar con autenticidad,
cumplir nuestra misión
para la que nos eliges:
ser auténticamente seres humanos
para los demás.
Amén. Aleluya.