Martes de la XXIX semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (12, 35-38)

Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, los irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.

Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela

Comentario

El Evangelio de hoy es una invitación a la vigilancia. Que tiene la misma raíz etimológica que vigilia, nuestra vela en horas de sueño. Esa actitud es la que Jesús quiere encomiar en sus discípulos con la pequeña parábola del señor que encuentra a los criados despiertos y dispuestos a remangarse (ceñir la cintura era recogerse la túnica para no pisarla al andar o a al trajinar) en su servicio y no sólo los felicita sino que se pone a servirles, invirtiendo los papeles acostumbrados. Es toda una invitación a pensar que la vigilancia de la fe nos franqueará las puertas de la gloria eterna, donde el Señor será el que nos sirva en mesa bien regalada con toda clase de frutos. Esa vigilancia para no caer en el desorden que trae el pecado, empezando por la pereza y el sueño como les sucederá a los apóstoles escogidos en Getsemaní. 

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