Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,16-18):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»
Comentario:
Vean la luz
En muchas casas, es costumbre dejar encendida una luz tenue a la entrada para los que llegan, para poder facilitarles el tránsito y no precisen de andar a oscuras con el riesgo de tropezar con los muebles. Es un detalle, desde luego, con el último que llega, al encontrarse la casa encendida sin necesidad de prender la luz. En cierto modo, eso mismo nos están diciendo Jesús en el Evangelio de hoy. Porque habla de iluminar para que vean la luz los que entran. No tanto los que están dentro y ya viven suficientemente iluminados, cuanto los que se acercan y pasan de la tenebrosa oscuridad del mundo al resplandor que ciega de la Verdad. Los santos, los grandes amigos de Dios como San Pío de Pietrelcina que hoy festejamos, brillan como antorchas para alumbrar el camino a los que peregrinamos por la tierra. En cierto modo, eso mismo pretenden estos breves comentarios a la Palabra de cada día: aportar un rayito de luz a quienes se acercan a la página de internet de Siempre Adelante. Como dice el salmo 118, «Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero». Con ese humilde objetivo planteamos estos comentarios mínimos: como esa lámpara siempre encendida que puede guiar en la noche oscura del alma a quien quiere entrar a contemplar la luz.