San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (A)

Lectura del santo Evangelio según Marcos ( 3, 31-35)

Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Comentario

El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre

Jesús invita permanentemente a ensanchar el horizonte, a vivir a lo grande. También en lo tocante a la familia. Por medio de este Evangelio, quiere que reparemos en que la sangre nos ha dado una familia pero la fe, por filiación divina en el bautismo, nos ha dado otra numerosísima, mucho mayor, inabarcable para nuestras limitaciones. En el fondo de la Palabra de hoy -complementada con la lectura de la Carta a los hebreos- late la actitud del discípulo de Cristo ante dos atributos que algunos ven enfrentados: libertad y obediencia. Pero que Jesús va a reconciliar fundándolos como un solo concepto en la voluntad del Padre. Los discípulos de Cristo son más libres cuanto más obedecen la voluntad de Dios en sus vidas. Es una afirmación radical, por supuesto, pero plenamente válida: el ejemplo del que murió por tu salvación en la cruz marca el camino.

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