Lunes de la XXXIV semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 1-4)

Alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos pequeñas monedas, y dijo: «En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas

¿Cuánto valen esas dos monedillas? Seguro que alguna vezz te ha invadido la curiosidad por conocer el valor facial de aquellos cuartos. No falla. Nuestra mentalidad racional quisiera poder distinguir el gesto de la viuda pobre por el precio. Nos dejó dicho el poeta que sólo el necio confunde valor y precio. Porque esas dos monedillas insignificantes (unos centimillos en nuestro actual sistema monetario) tenían muy poco precio pero mucho valor. Y Dios, que no se deja llevar por nuestras miserias, sabe ver el valor enorme de ese gesto de dar de lo que se tiene y no de lo que sobra.

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