Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 13-16)
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.
Vosotros sois la luz del mundo.
La Iglesia de Sevilla festeja por todo lo alto a su patrón principal, San Isidoro, doctor de la Iglesia y obispo de esta diócesis, lumbrera del saber de su época y último, por cronología, padre de la Iglesia latina. Por ello se toma este Evangelio mateano con los símbolos de la luz y la sal referidos a los cristianos. Isidoro de Sevilla fue luz en su época y la Iglesia, no sólo hispalense sino de toda España, le debe mucho a su magisterio sin igual. Fundó un colegio eclesiástico para que se formaran rectamente los candidatos al ministerio sacerdotal, que puede tomarse como antecedente histórico de los actuales seminarios. Luchó por la unidad religiosa consiguiendo muchas conversiones de arrianos a la fe católica y desplegó una intensa actividad pastoral en sus 37 años de episcopado al frente de la diócesis hispalense. Luz y sal, permanente ejemplo para los católicos sevillanos que lo tienen por patrón de su archidiócesis. Isidoro de Sevilla fue luz del mundo con sus ‘Etimologías’, un compendio del saber de la época (siglo VII) que le valió el patronazgo de los humanistas (historiadores, filólogos, filósofos y geógrafos, entre otros).