Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,17-22):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
Comentario
No seréis vosotros
La festividad del protomártir Esteban, diácono de la Iglesia primitiva, la subraya el Evangelio del día con esta advertencia, muy seria, en boca de Jesús ante la amenaza cierta del martirio por su causa: «No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros». Así pues empezamos la octava de Pascua -ocho días como si fueran uno- con este aviso del testimonio que habrá que dar en todo momento y lugar guiado por el Espíritu Santo. A la alegría inmensa de la Natividad sucede en la liturgia el recordatorio acerbo de lo que está por venir a los seguidores de Cristo. Como si una vez superado ese hito que es el nacimiento del Salvador, la cruz de su sacrificio redentor iluminara la escena. Realmente, la ilumina.