Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,38-40):
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»
Comentario
Está a favor nuestro
Este Evangelio debe movernos al diálogo. Al diálogo entre la fe y la razón, que muchos se empeñan en describir como realidades contrapuestas cuando son, en expresión del Papa Benedicto XVI, como dos alas desplegadas del hombre. Y diálogo con otras confesiones cristianas o no, en línea con el ecumenismo que dibujaba el Concilio Vaticano II. Todo el que persigue la felicidad del hombre -una felicidad trascendente que no se funda en cuestiones materiales- está con Jesús. Ello no debe limitarnos en nuestra labor misionera; al contrario, lo propio de la Iglesia -todos los bautizados- es anunciar el mensaje de salvación que Cristo tiene reservado para todos nuestros hermanos, uno por uno. Pero sin exclusivismos, sin considerarnos a salvo por el simple hecho de que estamos en la barca, sin blasonar de que somos ninguna élite. Simples servidores inútiles que hacemos lo que se nos pide.
