Lectura del santo evangelio según Mc (3, 31-35)
Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Comentario
El que cumple la voluntad de Dios
Para los judíos, como para todos los pueblos semíticos, la familia era pilar fundamental de la sociedad y el lugar primario de la socialización del individuo. Uno era, antes que nada, sus ascendientes y eso determinaba en muchos casos su trayectoria vital. Los levitas, por ejemplo, se encargaban del culto como sucesores de Leví. Pero todo eso es lo que Jesús viene a poner patas arriba con su enseñanza. Lógico que a los judíos les descuadrara tanto, pero a nosotros esa enseñanza del Señor tiene que servirnos para llegar a ahondar en la clave que define los auténticos lazos de familia: el cumplimiento de la voluntad del Padre, por encima de madre, hermanos o hermanas como él mismo nos ilustra. Esa disposición a hacer lo que Dios manda en cada momento supera los lazos sanguíneos porque Jesús ha venido a forjar una nueva fraternidad humana: la de hijos de Dios que cumplen lo que el buen Padre tiene dispuesto, hijos en el Hijo.