Lectura del santo evangelio según Mt (2, 13-18)
Cuando ellos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».
Comentario:
¿Qué mal habían hecho aquellos niños para que el furioso Herodes acabara con ellos? ¿Y qué daño podía hacer a su reino un niño recién nacido, por mucho que dijeran de él que era rey? ¿Acaso un bebé puede ser un peligro para alguien?
Aquel tirano quería mantener su poder a costa de lo que fuese, aunque el precio fuera la sangre de inocentes niños. La fiesta de este día nos hace pensar sobre la violencia que se ejerce sobre los inocentes y que viene de diferentes frentes y de múltiples maneras.
El egoísmo, el materialismo consumista, el hedonismo, la violencia y tantos otros males acaban cebándose sobre niños inocentes, víctimas de la degeneración moral de los adultos. A los que sufren explotación laboral o sexual hay que añadir aquellos otros que son utilizados para el tráfico de drogas o en contiendas bélicas. Pero también hay víctimas inocentes que sufren antes de nacer, a los que se les impide ver la luz porque su vida se considera un estorbo. Y están también aquellos que sufren por la separación de sus padres y los que sufren la colonización ideológica que trata de imponer costumbres, formas o estilos según intereses políticos, económicos o de cualquier otra índole.
En el día de los santos inocentes debemos pensar en todos los niños inocentes víctimas de la sociedad y el mundo que hacemos los mayores. Es día para orar y para plantearnos acciones concretas que podamos hacer para ayudar a crear una sociedad mejor para todos los niños.